En el barrio San Isidro de Bogotá de la localidad San Cristóbal, Krokis Asfalto, un artista de hip hop de 39 años, enfrenta la vida desde una silla de ruedas debido a una enfermedad degenerativa. Su pasión por el arte y el cambio social lo han convertido en un símbolo de esperanza y trabajo colectivo para su comunidad.
El barrio San Isidro
"El barrio para mí ha sido esa parte que me dio la mano cuando más lo necesitaba", explica Krokis, quien ha encontrado en su comunidad el apoyo necesario para continuar luchando, pese a las adversidades de salud. Hoy, Krokis además de crear música, también trabaja en proyectos sociales que involucran a jóvenes del barrio.
El hip hop, para Krokis, es una herramienta para transformar vidas. "Hay algo que tiene el hip hop y es la labor social", afirma el artista. Su colectivo artístico ha logrado que jóvenes del barrio, algunos inmersos en situaciones difíciles, encuentren en el arte una forma positiva de expresión.
Un legado de cambio y esperanza
Para Luis Miguel Ríos, compañero de Krokis, su trabajo va más allá de lo artístico: "Siempre ha dejado huella en el barrio" afirma. Yair Silva, otro colega, señala que su influencia ha sido crucial para que muchos jóvenes elijan un camino diferente: "Una sociedad que tiene una mente tranquila y que se puede expresar a través del arte es lo mejor", cuenta.
A través de su arte y labor social, Krokis Asfalto ha demostrado que, incluso en las circunstancias más difíciles, el poder de la creatividad y el amor por la comunidad pueden abrir nuevas puertas. Su historia, un ejemplo de lo que significa ser un Talento de mi barrio, nos recuerda que "pequeñas personas en pequeñas partes del mundo haciendo pequeñas cosas" pueden hacer una gran diferencia.
