Foto de Ana Dalila.
Foto: SCRD

Ana Dalila Gómez Baos: mujer, gitana y defensora de derechos de los grupos étnicos en Bogotá

La Plaza de Bolívar es más que el corazón histórico de Bogotá, es un punto de concertación, de lucha por los derechos, de resignificación y de participación ciudadana. Es allí por donde miles de turistas y bogotanos transitan día a día con una cámara en mano, para empaparse de nuestra memoria o disfrutar de su paisaje y entorno. Algunos se detienen a observar y para otros es un relato silencioso que acompaña sus quehaceres cotidianos.

Este también fue un punto de partida importante para Ana Dalila Gómez Baos, una mujer gitana perteneciente a la Kumpania de Colombia, un grupo de familias gitanas que comparten espacios para vivir, y quien a finales del siglo pasado quiso alzar su voz por la visibilización y el reconocimiento del patrimonio cultural e inmaterial del pueblo gitano.

En 1998 fue fundadora y coordinadora general del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom Gitano de Colombia, PRORROM, y desde entonces se ha desempeñado como defensora de los derechos fundamentales y colectivos de los grupos étnicos: “Además de pertenecer a un pueblo étnico, también soy mujer. Esto hace importante la interculturalidad con la sociedad bogotana, para que de la mano, y a partir del respeto y el fomento de valores, se puedan formular políticas públicas que permitan mejorar nuestras condiciones de vida”, señala Ana Dalila.

Esta abogada ha obtenido reconocimientos como la Cruz de Oro María Currea de Aya, otorgada el 8 de marzo de 2024 por el Concejo Distrital de Bogotá, gracias a su labor por la defensa de los derechos humanos. Asimismo, ha desempeñado un papel clave en la integración de una agenda política, tanto nacional como internacional, convirtiéndose en motor de estrategias de inclusión en los últimos cuatro planes nacionales de desarrollo y en los recientes tres planes distritales de desarrollo.

Ana Dalila caminando en la Plaza.

Para recordar y honrar sus raíces, Dalila luce un vestido rojo y largo hasta los tobillos, con diseño de flores multicolores en la falda. En el torso lleva dos cadenas doradas que dan varias vueltas a su cuerpo y en sus manos, anillos plateados y una pulsera del mismo color. Dos aretes circulares, tradicionales en las mujeres de su etnia, cuelgan de sus orejas a lo largo de su cuello.

“Ser consejera distrital ha sido fundamental -agrega-, porque por contar con esta participación equitativa, representando a las mujeres, he podido contribuir a impulsar procesos que en estos momentos han venido madurando. Además hemos obtenido mucho reconocimiento para el pueblo gitano en términos de participación política”.

Es autora y coautora de diferentes documentos, libros y productos culturales como: Opre Rroma: Una historia por contar (2024); Tras el resto de Melquiades (2005); La construcción de la Política Cultural del pueblo Rrom de Colombia (2009); entre otros. Mediante su participación en la construcción de la Ley de Lenguas Nativas 1381, expedida por el Ministerio de Cultura en 2010, logró el reconocimiento del habla romaní como parte de las lenguas de este país.

Su mensaje: “En este Mes de la Mujer quisiera invitar a todas las bogotanas a contribuir para que todos sus aportes sean escuchados desde distintos mecanismos de participación. Avancemos en el mejoramiento de las condiciones de vida desde el punto de vista de la cultura, que es lo que nos permite construir una sociedad en paz”.



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