
Las confesiones poéticas de Verónica Rincón
Esta vez debes soltarlo todo.
Enfrentar el rostro abierto del dragón
y dejar que el terror te trague.
—Te disuelves en su saliva
—nadie te reconoce hecha charco
—nadie te extraña
—ni siquiera te recuerdan
y el laberinto
tampoco es creación tuya.
- Gloria Anzaldúa.
La poesía comunica, mueve el alma, agita sentimientos, pone la atención en otras formas de expresar ideas y se vale del recuerdo. A través de un poema, se invaden el universo y el espacio personal y privado de quien lo lee. Por medio de sus vivencias personales y su percepción de la realidad, los creadores nos invitan a empatizar, nos interpelan.
Un verso tiene la capacidad de expandirse y contraerse, es tan profundo y complejo que algunas personas lo asocian con el rezo, el mantra que se recita y que de frase en frase construye historias y mitos. Este es el caso de Verónica Rincón, una artista escénica de profesión que encontró en la poesía la oportunidad para explorar el lenguaje desde una dimensión ecosomática.
A sus 30 años, le apasiona explorar e investigar la entonación y musicalidad que brinca en una sílaba tónica perfectamente ubicada, aquella que se convierte en un instrumento de fortaleza: “La poesía me permite abordar diversos lenguajes. Narrar, investigar, excavar en una pregunta hasta abrir espacio al respiro interior”.
En 2024, luego de una trayectoria de años garabateando y recitando rimas en espacios que también le abrían las puertas a una interpretación corporal, participó en la primera edición del Festival de Poesía 'Reverso Bogotá', organizado por la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. Cinco de sus poemas interdisciplinares la convirtieron en una de las ganadoras; un espaldarazo que le confirmó que aquello de permitirse navegar entre palabras y sentimientos tendría recompensa, abriendo oídos y tocando corazones.
Intuyo el territorio que me hace hogar
enterrado como una piedra dentro de mi pecho
la piedra cae
dentro de un agujero hondo
tratando de hablar,
invocar fuerzas micro y macro cósmicas
a través de sus grietas
abrir espacio para escuchar
desde todos los lugares que están en la memoria
y llegan aquí.
Voy a dejar que caiga
se despedace
se pulverice
se disperse en mil pedazos
hasta desaparecer.
La piedra cae, Verónica Rincón.
(Uno de los poemas ganadores de ‘Reverso Bogotá’).
“Hago poesía sonora e investigo la poética de los territorios de los ecosistemas”, dice. Rincón asegura que sus versos son lenguaje para tejer puentes entre lo invisible y lo visible, elaborar saberes y entablar una conversación con la naturaleza que nos hospeda: “Sueño con poder entender y reconocer al arte como forma de conocer y profundizar en el mundo y nuestra relación con él”.
Para Verónica la poesía está acá, en nuestros mínimos gestos cotidianos, en el canto repetitivo de un pájaro a una hora específica de la noche o madrugada. Es un canal para alzar la voz por y para aquellas que sirvieron de musas y que ahora son protagonistas.
“Las voces femeninas son muy diversas, no pueden encasillarse”, puntualiza. En un mundo tanto tiempo narrado por hombres, la voz de Verónica Rincón es parte de esas nuevas maneras, de una polifonía que se vale de experiencias propias para tocar a los otros.
Conoce sobre Reverso Bogotá
En 2024 la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD) y la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá (BibloRed) lanzaron su primer Festival Reverso Bogotá, la Poesía en la Radio y en las bibliotecas. Esta convocatoria llamó la atención de 685 participantes y agrupaciones, quienes a través de la poesía inspiraron a Bogotá con versos en radio.