Especial pódcast Rutas Para Resonar
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Rutas para Resonar, historias de mujeres en la construcción de paz

Rutas para Resonar es un especial del pódcast Cultura en Bogotá que promete un viaje sonoro por las experiencias, búsquedas y reflexiones de seis mujeres lideresas que desde su hacer cultural y comunitario aportan a la construcción de paz en diferentes localidades de la ciudad.

Rutas para Resonar es una invitación del Proyecto Transformaciones Culturales para la Paz, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, a escuchar sobre encuentros vitales y procesos culturales diversos que buscan el cambio social y una provocación para fomentar comunidades culturales que construyen paz. 

A lo largo de cuatro episodios podrán escuchar las historias personales y colectivas de mujeres indígenas, embera, afrocolombianas, sobrevivientes del conflicto armado colombiano, firmantes del acuerdo de paz y exiliadas que dedican su vida al desarrollo de procesos de memoria, pervivencia cultural y reconciliación, quienes son un ejemplo del importante papel que la mujer tiene en la sociedad y en la cultura.

Episodio 1 | Rutas para resonar: ¿En qué consiste el proyecto de Transformaciones Culturales para la Paz?

Este es un proyecto construido con colectivos culturales comunitarios, es decir parches, en las localidades de Usaquén, Puente Aranda, Mártires, Santafé, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Kennedy, Usme, Ciudad Bolívar y Bosa. En estos lugares, mediante lenguajes culturales y concertaciones, se dignifica la vida, el barrio y la montaña. 

Transcripción

 

Cortinilla Equipo TCP: Cultura en Bogotá conmemora el 8 de marzo (romper el silencio, tejer dignidad), Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, en tres episodios con las historias personales y colectivas de mujeres indígenas, embera, afrocolombianas, sobrevivientes del conflicto armado colombiano, firmantes del acuerdo de paz y exiliadas que dedican su vida al desarrollo de procesos de memoria, pervivencia cultural y reconciliación.

Rutas para Resonar es un viaje sonoro por las experiencias, búsquedas y reflexiones de seis mujeres lideresas que desde su hacer cultural y comunitario aportan a la construcción de paz en Bogotá.

Blanca Pineda, Ruth Rojas, Carolina Sarmiento, Gladys Acevedo, Maria Luz Mila Wazorna y Aurora Casierra, han sido participantes del proyecto Transformaciones Culturales para la Paz, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. Y las seis son unas tesas.

Este es un proyecto construido con colectivos culturales comunitarios, es decir parches, en las localidades de Usaquén, Puente Aranda, Mártires, Santafé, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Kennedy, Usme, Ciudad Bolívar y Bosa. En estos lugares mediante lenguajes culturales y concertaciones, se dignifica la vida, el barrio y la montaña.  Juntas encienden la memoria, comparten la fuerza de las ancestras, transitan con la potencia de lo existente, crean ciudad entre lo diverso. Así encuentran en lo colectivo lo posible, diseñan realidades y gestionan con lo propio sus conflictos y cotidianidad.

Rutas para Resonar es una invitación del Proyecto Transformaciones Culturales para la paz. En tres episodios escucharemos sobre encuentros vitales y procesos culturales diversos que buscan el cambio social. Una provocación para releer la Ciudad colectivamente y una apuesta por fomentar comunidades culturales que construyen paz. 

Con el cuerpo, y las cuerpas, conocer, estar presente, hacer presencia, subir la montaña, leer cada pedazo con los pies, aprender escuchando, llevar el olor de la leña consigo, abrazar las ollas comunitarias como banderas, untarse de tierra, saber el olor de los procesos, los ritmos de sus esfuerzos. Aprender y compartir  su territorio, sensorialidades colectivas para resonar desde la potencia de lo cotidiano, construir mapas de preguntas, caminar los conflictos con la otra, repensar, desaprender juntas las violencias, acá nos juntamos, para ser juntanza. 

Les invitamos a hacer parte de este tejido sonoro, abrir la escucha y aprender de los relatos de estas seis mujeres poderosas. A viajar desde la perspectiva de Blanca, Ruth, Carolina, Gladys,  María Luz Mila y Aurora, por una ciudad donde crece la esperanza ante la adversidad. Un viaje por la memoria, la reconciliación y la pervivencia cultural, las luchas para defender lo que somos y nuestra manera de ser en el mundo.

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Historias, calle, creación. Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. 

Episodio 2 | Rutas para Resonar: Urdimbre, base de la memoria

En este episodio Blanca Pineda, desde Ciudad Bolívar, y Ruth Rojas, desde Bosa, nos invitan a pensar que no hay solo una memoria, que son varias y las vamos construyendo durante toda la vida. Cada una nos cuenta experiencias desde el exilio y el desplazamiento forzado, y como esto las ha llevado a labrar un camino en torno a la construcción de memoria y de comunidad.

Transcripción

Cortinilla de inicio:

Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Introducción:

Equipo TCP: Cultura en Bogotá conmemora el 8 de marzo (romper el silencio, tejer dignidad), Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, en tres episodios con las historias personales y colectivas de mujeres indígenas embera, afrocolombianas, sobrevivientes del conflicto armado colombiano, firmantes del acuerdo de paz y exiliadas que dedican su vida al desarrollo de procesos de memoria, pervivencia cultural y reconciliación.

Rutas para Resonar es un viaje sonoro por las experiencias, búsquedas y reflexiones de seis mujeres lideresas que desde su hacer cultural y comunitario aportan a la construcción de paz en Bogotá.

Blanca Pineda: Memoria es lo que se recoge con el alma, barrio del alma, historias de la vida. 

Equipo TCP: Soy Valeria Benavides, parte del equipo del proyecto Transformaciones Culturales para la Paz de la Secretaría de Cultura, y hoy haremos un ejercicio de construcción de memoria. Nuestras invitadas son Blanca Pineda, directora de la Fundación Mujeres, Tierra y Memoria, que trabajan desde las artes por la recuperación del patrimonio en la localidad de Ciudad Bolívar, y Ruth Rojas, directora del Colectivo Siembra Conciencia, en la que proponen un vínculo de sanación con la tierra y el medio ambiente y además, hace parte del colectivo Red Tejiendo Huellas, los dos en la localidad de Bosa.

Los y las invito a saber quiénes son ellas, cómo han tejido memoria en el trabajo comunitario y en sus vidas. Memorias del exilio y del desplazamiento, escriben en sus biografías y han dado fuerza para desarrollar una gran labor en sus localidades, pero dejemos que sean sus voces las que hagan memoria.

Blanca Pineda: Las historias de las mujeres que están consignadas en este libro de Colcha de mil retazos es como esa historia que comienza desde la crianza y como mujeres cuidadoras de la vida y de la familia. ¿Por qué la colcha de mil retazos? Porque eran retazos de historia. En todas las casas, habían colchitas de retazos que las mamás tejían en ese primer costurero que hubo.

Pero a mí se me ocurrió que era una colcha de mil retazos porque eran miles de historias, tejidas, miles de pensamientos, de sueños, de recuerdos, de remembranzas. Y para mí, la remembranza es el máximo poder que tiene la gente para encontrarse y para perdonarse, para reconciliarse y vivir juntas. Yo soy Blanca Cecilia Pineda. Soy gestora del patrimonio cultural de Ciudad Bolívar y de Bogotá, he trabajado en estos procesos por más de 50 años.

Ruth Rojas: Ruth es una mujer luchadora, le gustan las cosas justas, cuando ella ve algo, que están haciendo cosas feas, eso para ella es tenaz, no le gusta. Soy del Banco, Magdalena. Después que me casé, me fui a vivir tres años en la Guajira, en Maicao, Guajira. Luego me devolví para mi tierra y en un pueblo… pues propiamente de mi tierra no, pero en la tierra de mi esposo. Vivimos 11 años ahí. Pues ahí entró la guerrilla, hubo que salir.

Llegué aquí a Bogotá sin una cuchara. Es la verdad. Llegué a casa de un familiar. Los primeros días, los primeros años fueron súper. Ya después fue sufrimiento, humillaciones. Pero bueno, eso me ayudó, sabe que, eso me fortaleció. 

Blanca Pineda: Mi inspiración fue mi papá, Ricardo Pineda. Fue el primer constructor de la memoria local a partir de los años 50. Siendo yo muy pequeña, pues lo acompañaba en sus correrías por el barrio, por ese primer barrio que se funda que se llamó Ismael Perdomo.

En aquel entonces ni siquiera tenía nombre, se llamaba Parcelación del Cortijo de la Hacienda El Resbalón y seguí sus pasos, a más de eso pues la vivencia que tuve en el territorio en un barrio que apenas tenía 20 familias. Empezó como esa construcción desde la solidaridad. Eso fue lo que vivencie desde niña.

Ruth Rojas: Yo me vinculo con la memoria y los recuerdos que me dejó mi madre, mis ancestras en la cocina. Eso lo aprendí con mi mamá una parte y otra parte con vecinas. En ese entonces yo era joven, cuando tenía a mis hijos pequeños y lo aprendí con un señor allá, ya de edad y adultas. Aprendí a hacer por lo menos el bollo e’ yuca. Mi mamá no lo hacía, pero de una señora vecina, yo aprendí a hacer ese bollo, muy rico que me queda (risas). Y a través de la cultura que me dio mi mamá, de las costumbres ancestrales, yo lo replico acá con un grupo, con la comunidad. Lo mismo el tejido. Yo aprendí a tejer con una abuelita cuando eso, como de 70 y algo de años, que no me acuerdo, tenía yo como 13 años.

Y aprendí a coger la aguja, hoy en día nadie me aguanta tejiendo (risas). Ahí aprendí a hacer zapatos, vestidos y flores, lo que yo me proponga, yo lo aprendo, yo lo analizo y luego lo replico.

Las compañeras me nombraron como líder de un colectivo que se llama Siembra Conciencia desde el 2017 y todavía soy cabeza visible del grupo. Aquí al barrio llegó una entidad que se llamaba Barrios Creativos, ellos llegaron a formar comunidad, tejidos sociales, ellos lo llamaban tejidos sociales. Hacíamos ollas comunitarias, sobre todo con la convivencia, porque uno anteriormente, antes de llegar acá, nosotros estábamos acostumbrados a vivir en una casa amplia.

Por ejemplo, en mi casa de la costa son casas grandes. Patios grandísimos. Yo llegué a tener cultivos en mi patio (risas). Si, yo cultivaba tomate, cebolla, pimentón hasta pepino, yuca, todo eso, lo llegué a cultivar en mi patio. Entonces, al llegar acá la vida nos cambia mucho.

Blanca Pineda: Se fue tejiendo la memoria en cada proceso desde hace más de 40 años que iniciamos procesos de mujeres en el hacer de cada una, porque todas teníamos propósitos diferentes en pro de ayudar a la comunidad desde también el arte. Y desde aquí se tejieron muchas memorias, sobre todo las memorias de las lideresas de la localidad de Ciudad Bolívar a mediados del 2001.

Pero nosotros continuamos con las nuevas generaciones de mujeres y las nuevas colectivas que están naciendo, enseñándoles también esos procesos de mujeres con lo que empezamos a construir la memoria y también el desarrollo local.

Las memorias de exilio van antes y después de la partida, antes cuando se construían las organizaciones de mujeres y alzábamos las banderas de la esperanza pero con mi salida del país, pues todo se derrumbó. 

Ruth Rojas: Cuando la guerrilla se entró al pueblo, fue un momento muy difícil. Vivíamos a cuatro cuadras del Banco horario cuando hicieron la primera detonación, osea que destruyeron el banco. La casa traqueaba. Yo decía “ Ush se abrieron las puertas”. 

Vivía en una casa de la suegra y es una casa antigua. Pues toda la casa, toda la parte estaba construida, pero esas casas viejas y cuando hay detonación, se pueden derrumbar. Y la guerrilla, como que yo vivía en una casa de esquina y escuchaba cuando ellos pasaban por el andén y decían como que llevaban un herido porque uno alcanzaba a escuchar. Decían: “no levantelo, levantelo, se va a caer”.  Fué un momento muy difícil porque uno pensaba de que se podían meter a las casas, que nos podían hacer daño. La verdad no me acuerdo ni en qué año, pero eso hace años. Eso fue un Chimichagua, Cesar. Quitaron la luz, los perros ladraban. 

Después nos fuimos al Banco (Magdalena) y ahí se metieron los paramilitares. Tenía uno que estar encerrado a las 6 de la tarde. Con calor o sin calor encerrados pero no podíamos estar de noche en la calle. Mataban a los adolescentes, los jóvenes estudiantes, y muertos se quedaron. Si una persona cometía un error, ellos hacían justicia por sus propios medios. Nadie tenía que decir nada. 

Blanca Pineda: Fue guerra, amenazas. Fue muerte. Y llegando allá también, el exilio, fue como si yo fuese una planta  y me sacaran de la tierra y me plantaran en otro lado donde no daba fruto. Pero se fueron recogiendo esas memorias y no solo las memorias cercanas de mi familia que me acompañaba pero también llegaban otras memorias del terror colombiano a esos territorios. Y sin embargo, salía al balcón de los poetas en la plaza Brasil y me asustaba cuando veía un letrero que decía “ Las FARC - EP”.

Yo seguía  tejiendo memorias, seguía narrando los instantes y los segundos que me separaban de los 7.000 kilómetros de mi patria., Pero también se hizo memoria con los abuelos, que lo llamamos Memoria Viva. Un conjunto de personas maravillosas de varios países donde empezamos a construir esa memoria y donde aplaudieron la tenacidad de nosotros los colombianos afrontando esa guerra tan genocida que nos tocó parir desde el dolor de nuestras entrañas. 

La remembranza y la reconciliación es quizás los últimos sentidos que consiento porque llevamos más de unos 10 años construyendo y fortaleciendo la reconciliación a partir de las narrativas pero también de las escrituras creativas porque encontramos que escribiendo empezamos a sanar y, así lloremos, lloremos lo que nos toca para sacar de nuestros corazones la olla de esos muertos que quedaron atrás, de los animalitos que se perdieron en la guerra y la nostalgia que separe todos los días del recuerdo de las veredas, de las esquinas del tiempo, de todo ese saber, del campo colombiano. Se escribe esa memoria, pero también se hace remembranza de las cosas bonitas que tenemos.

Entonces se combina ese saber y esas prácticas de lo que somos a partir del patrimonio inmaterial como algo que nos reconforta el alma y el corazón. Es ahí donde empezamos a reconciliarnos con nosotras mismas. Decir “si valemos” y no seguir llorando lo que ya no podemos remediar. Entonces fortalecer la reconciliación tanto las mujeres víctimas, como en nosotras que padecemos toda la vida de duelos que aparentemente son ocultos pero si los cargamos como un costalado de dolores a la espalda. Entonces nos hemos ido reconciliando con los afectos y en reconocernos espiritualmente con el patrimonio. 

Seguimos narrando las memorias, pero perdonándonos a través de la reconciliación individual y colectiva. Nosotros logramos empezar a buscar los caminos de paz. Y por otro lado, pues seguimos siendo resilientes y mujeres en resistencia para continuar la lucha para los otros que vienen:  para dejar un legado a las nueva generaciones.

Equipo TCP: Escucharlas nos invita a pensar que no hay solo una memoria, que son varias, que las vamos construyendo durante toda la vida. Y que se actualizan con el lugar en el que vivimos, con nuestra historia y la esperanza de vivir mejor de manera colectiva.

A ellas gracias por sembrar sus semillas para seguir generando nuevas formas de pensar la memoria, la paz y la reconciliación.

Pero entonces, ¿también la reconciliación se reconstruye? ¿podemos crear espacios de paz en territorios donde ha habido tanto dolor? Al pensar en acciones participativas que construyen memoria, paz y reconciliación, ¿tenemos en cuenta la diversidad cultural geográfica, el género, la cosmogonía? en nuestros otros capítulos del podcast intentaremos  dar respuestas a estas preguntas.

Gracias por su escucha. Hasta una próxima.

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Historias, calle, creación. Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Episodio 3 | Rutas para Resonar: Hilarse, entre arrullos y colibríes

Escucharemos a la lideresa Aurora Cacierra Coime, oriunda de Tumaco, Nariño, y a María Luz Mila Wazorna, coordinadora de danza de la comunidad Embera, en la localidad de Santa Fe. Estas inspiradoras mujeres, aunque llevan años viviendo en Bogotá, no dejan atrás su identidad cultural y conocimiento ancestral. Cada una nos cuenta como la danza, el canto y sus historias de vida han sido banderas de dignidad para mantener viva su cultura afro e indígena en la ciudad.

Transcripción

Cortinilla de inicio:

Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Introducción:

Equipo TCP: Cultura en Bogotá conmemora el 8 de marzo (romper el silencio, tejer dignidad), Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, en tres episodios con las historias personales y colectivas de mujeres indígenas embera, afrocolombianas, sobrevivientes del conflicto armado colombiano, firmantes del acuerdo de paz y exiliadas que dedican su vida al desarrollo de procesos de memoria, pervivencia cultural y reconciliación.

Rutas para Resonar es un viaje sonoro por las experiencias, búsquedas y reflexiones de seis mujeres lideresas que desde su hacer cultural y comunitario aportan a la construcción de paz en Bogotá.

Equipo TCP: Hola, mi nombre es Valeria Benavides, y hago parte del equipo del proyecto de Transformaciones Culturales para la Paz, de la Secretaría de Cultura. Hoy hablaremos de paz, memoria y reconciliación con un enfoque interseccional. Este capítulo está lleno de aportes para seguir pensando pedagogías para la construcción de estos temas.

Hoy nos acompaña Aurora Cacierra, mujer negra, libre y cantora, y María Luz Mila Wazorna, mujer indígena embera, lideresa de la nueva escuela cultural comunitaria, de la localidad de Santa Fe, que se configuró desde el proyecto en el transcurso del 2022.

¿Realmente entendemos el impacto de la etnia y de las mujeres en la construcción de procesos en Bogotá? ¿Cómo dialogan sus creencias, prácticas e historias ancestrales en la conformación de espacios de paz, memoria y reconciliación?

Escuchemoslas…

Aurora: Minombre es Aurora Cacierra Coime, nací en una vereda que se llama Vuelta del Gallo Río Patilla, que pertenece a Tumaco, Nariño.

María Luzmila: Mi nombre es María Luz Mila, soy la coordinadora de danza y aquí estoy presente.

Aurora: En este momento estoy viviendo en Ciudad Bolívar, en en barrio Arborizadora Alta. Soy una mujer negra, que me gusta ayudar, colaborar, compartir, y lo más importante, me gusta cantar y comer todo lo que es del pacifico como el pescado, la piangua, el toyo y toda la comida de mar.

María Luz Mila: Me vine de Risaralda, Pereira, y  aquí, en Bogotá, ya van a ser como 22 años viviendo. Aquí me siento  muy contenta, me siento  feliz porque  yo soy coordinadora de danza. Desde chiquita, en Risaralda, yo practicaba bailar. De mi abuelita me dejé enseñar, desde que tenía unos siete años. Bailando mi mi abuelita, me decía -niña, no deje perder las culturas, sigue adelante-  me decía la abuelita mía, por eso estoy siguiendo adelante, todo con un significado, con el símbolo, así me dice mi abuelita.

Canto afro: Por culpa de la violencia abandoné mis raíces.

Aurora:  Aurora es una mujer negra víctima del desplazamiento. Llegó aquí, primero llegó al barrio Oasis, Esto es Soacha, y ya después como que empezó a conocer otras personas y conoció una organización de víctimas, que es Afrodes, y por medio de ellos empecé ya a hacer otras cosas y a aprender cosas que no sabía porque, la verdad, siempre lo digo, no era una líder, y si lo era no lo había reconocido porque en el territorio a uno nunca le permiten reconocer ese tema liderazgo.

María Luz Mila: Cuando llegué era de 17. Con mi papá trabajamos aquí, porque éramos desplazados por la guerrilla en Risaralda. Por esa razón, mi papá se rebuscó para nosotros, y en este momento ya estamos todos juntos. Aquí ya tengo mis hijos, así que me tocó trabajar, porque si  yo no trabajo, no tengo con qué vivir, con qué pagar la pieza, con que darle comida a mis hijos, por eso me tocó trabajar en la artesanía.

Canto afro:  Dejé mis padres y hermanos sin saber la suerte.

Aurora: Aquí en Bogotá he aprendido cosas que no sabía y gracias, digamos a Afrodes, que nunca me dejó por fuera, aprendí a conocer y hacer cosas que no sabía. Y aparte de Afrodes también he conocido otras organizaciones y fundaciones que me han aportado mucha sabiduría, muchas cosas buenas y personas también de buen corazón, que me han enseñado,  entonces digamos esa mujer víctima del desplazamiento lleva ese dolor por dentro, pero lo que trata es de sobrevivir con lo que ella trajo de su territorio, que no lo trajo en una maleta, entonces eso ya lo va sacando de a poquito a medida que va curando y va sanando.

María Luz Mila: Mi abuelita me decía: - Miren, niñas, cuando yo más tarde muera, entonces ustedes siguen con la artesanía, eso no se puede perder. Cuando yo muera, les toca si quieren adelante,  más tarde se puede vivir con esto - Así me decía, entonces cuando yo iba donde mi abuelita, nos reunía y nos explicaba. -Miren, niñas, toca hacer así, así es que toca tejer, así es como se hacen las canastas- De miabuelita aprendí durante unos cinco años, que estuve tejiendo. 

Aurora:  Para mí, además de ser mujer negra, soy víctima y madre cabeza de familia, pero además soy líder. Entonces, pues digamos que tengo muchas cosas ahí, pero digamos al mismo tiempo todas esas cosas se unen y empezamos a hacer un trabajo maravilloso, y Aurora se siente muy muy feliz y muy orgullosa de lo que ella hace y de lo que está tratando de transmitirle a otras personas.

María Luz Mila: Antes de hacer danzas, toca pintar las caras, toca maquillar con las coronas, que tienen todo el significado. Me decían,  usted no puede perder la cultura, tiene que enseñar así, entonces a mí también me toca decir así.

Aurora: Todo lo que aprendí allá en el territorio, a la escondida, mirando por debajo de la reja, mirando por detrás de la puerta, mirando por debajo de las rendijas de la casa de madera, todo eso me dio la oportunidad, y la vida, de empezar a hacerlo acá en Bogotá y para mí ha sido algo muy maravilloso porque he aprendido y también así como yo doy también me han enseñado.

María Luz Mila: Estas son danzas antiguas, que desde siempre se han bailado así, entonces nosotros nos podemos dejar pender. La mamá de mi abuelita también bailaba así , en las montañas. Así que mi abuelita me decía que eso no se podía dejar perder, porque es cultura.

Aurora: Porque antes en nuestros territorios nosotros vivíamos, libres alegres, andamos descalzos, teníamos las puertas de las casas abiertas, compartíamos la comida con el vecino. Ahora uno sale al lado y no conoce al vecino porque piensa que ya le van a robar. Entonces es como enseñarles a ellos ese valor y esa importancia de que debemos recuperar toda esa sabiduría ancestral y toda esa hermandad que antes se vivía.

María Luz Mila: Me siento muy contenta. Cuando bailo me siento muy orgullosa y feliz. Cuando llegamos a la casa le pregunto a las mujeres cómo se sintieron en esas danzas, ellas me dicen que ellas en Bogotá no sabían nada de bailar, y que están contentas de aprender. Así que con ese medio vamos para adelante, no vamos para atrás. Llevamos mucho tiempo viviendo aquí, y me dicen que nunca habían practicado así y que lo quieren seguir haciendo porque se sienten felices. 

Aurora: Y digamos, no solamente lo hacemos en Ciudad Bolívar, sino que lo hacemos con varias organizaciones. Hacemos de compartir de saberes en un Ciudad Bolívar con otras organizaciones, en Bosa, en Kennedy,  en Puente Aranda, hacemos como esa juntanza que ahora está de moda y nos reunimos varias mujeres de varias organizaciones y empezamos a hacer ese compartir. Que si yo no sé cantar, entonces, alguien que sabe cantar me enseña a mí, y si yo sé cocinar, yo le enseño la otra, porque la gente piensa que porque todas somos del Pacífico todas sabemos de todo, pero no, a veces no sabemos, tenemos que aprender uno de los otros. Entonces lo que hacemos es ese compartir y recuperar y sanar, además, porque no solamente sentarnos a hablar cháchara como dicen algunos, sino que tocamos los instrumentos, cantamos, sanamos y estamos haciendo esa juntanza, y esas mujeres afro  que viven aquí en Bogotá, aunque vivimos en diferentes localidades,. estamos tratando de sobrevivir entre nosotras mismas y ayudarnos las unas a las otras. Entonces algo muy hermoso y además de eso, de trabajar en organizaciones, en este momento estoy trabajando en Integración Social con la primera infancia y también es algo muy bonito porque estamos enseñándole a nuestros niños, y no solamente los niños afro, sino a todos los niños en general, y a las maestras y a las familias también, la importancia de recuperar estos saberes y todo lo que nosotros tenemos, porque no solamente nosotros somos cantadoras, nosotros hacemos muchas cosas más.  Algunas fueron a la universidad, otras no hemos podido ir, pero la idea es que estamos intentando entrar a la universidad, pero no perder lo que traemos dentro del corazoncito, para compartir con toda la población en general. 

Equipo TCP: Gracias por su atenta escucha en este ciclo de pódcast de Rutas para Resonar. Acompañar estos procesos y contribuir en su fortalecimiento desde el territorio es nuestra pedagogía hacia el camino de paz, memoria y reconciliación.

Nos quedan muchas dudas que seguramente se resolverán en el hacer, con el trabajo colectivo, y persistente.  A ustedes gracias por estar del otro lado y a todas las personas que hacen parte de esta apuesta para resignificar el pasado, un presente sanador y un futuro que nos permita soñar.

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Episodio 4 | Rutas para Resonar: Zurcir a Colombia 

En este episodio tenemos dos invitadas cuyas vidas podrían ser una síntesis de la historia de Colombia. Gladys Acevedo, de la Fundación Color Esperanza, conformada por madres y esposas de víctimas de la Fuerza Pública, y Leidy Carolina Sarmiento, firmante del acuerdo de paz e integrante de la Comisión de Género del Partido Comunes. 

Transcripción

Cortinilla de inicio:

Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Introducción:

Equipo TCP: Cultura en Bogotá conmemora el 8 de marzo (romper el silencio, tejer dignidad), Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, en tres episodios con las historias personales y colectivas de mujeres indígenas embera, afrocolombianas, sobrevivientes del conflicto armado colombiano, firmantes del acuerdo de paz y exiliadas que dedican su vida al desarrollo de procesos de memoria, pervivencia cultural y reconciliación.

Rutas para Resonar es un viaje sonoro por las experiencias, búsquedas y reflexiones de seis mujeres lideresas que desde su hacer cultural y comunitario aportan a la construcción de paz en Bogotá.

Creo que hoy en día son mujeres de cambio, mujeres de paz que trabajamos por cambios a pesar de lo duro que ha sido aquí en Colombia, pues somos mujeres revolucionarias.

Equipo TCP: Hola, mi nombre es Cristian Gil y soy del proyecto Transformaciones Culturales para la Paz. Hoy hablaremos de reconciliación y para ello tenemos dos invitadas cuyas vías podrían ser una síntesis de la historia de Colombia. Gladys Acevedo, de la fundación Color Esperanza, conformada por madres y esposas de víctimas de la Fuerza Pública, y Leidy Carolina Sarmiento, firmante del acuerdo de paz e integrante de la Comisión de Género del Partido Comunes. Ellas nos contarán quiénes son y nos compartirán su camino para construir procesos y reflexiones sobre reconciliación.

Gladys Acevedo: Mi hijo era un ser humano, era de carne y hueso, no era un héroe, si hubiera sido un héroe, que eso sólo sucede en la películas, mi hijo estaría con vida, era de carne y hueso.

Gladys Acevedo: Mi nombre es Gladys Acevedo, madre de un soldado asesinado en el marco del conflicto armado. Yo soy de Mitú, pero, después de la toma de Mitú, toda mi familia se vino para Granada-Meta, ahora vivimos en Granada-Meta. Después de lo sucedido yo me trasladé para acá para Bogotá, era como reclamar los derechos que fueron vulnerados como madre y sobre todo cómo fueron los hechos con mi hijo y me quedé en Bogotá y ya cuando ví que habían muchas falencias dentro de la institución y el mismo Estado, que era, que no había una ruta de acompañamiento, lo psicológico que era súper importante para nosotros, menos un trato digno ahí empezamos como decíamos, ver hoy, por qué y lo terrible para nosotros fue cuando nosotros caemos en esa duelo, en ese dolor, lo que nos hacían era saquen cita y vayan para el médico y nunca entendieron que nosotros no necesitábamos que un médico nos atendiera y ahí fue que formamos una organización, una fundación, una Fundación que se llama Color y esperanza, es de sólo madres y esposas de víctimas de la fuerza pública. 

Carolina Sarmiento: Mi nombre es Carolina Sarmiento, soy excombatiente, firmante de paz, exprisionera política. Actualmente milito en el Partido Comunes, nuestro partido surgido después de la firma del acuerdo de paz, soy estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Militar. Pues me dedico a hacer trabajo político con mi partido, pero también trabajo reconciliación y trabajo en los diferentes barrios de Bogotá en términos de pedagogía de paz, también tengo la responsabilidad de  la Comisión de Género del partido y eso me ha permitido trabajar también con las organizaciones de mujeres reivindicando los derechos de las mujeres en Bogotá, en específico, pero pues también en Colombia.

Gladys Acevedo: Vivir en el campo fue vivir todas las tragedias ¿no?, el conflicto, desde que yo nací nunca ví un país libre de toda la violencia, libre de maldad, fue constante. Mi niñez, mi papá fue torturado por  los paramilitares, lo iban a enterrar vivo cuando yo en ese momento tenía como 10 años y empieza a vivir como es que ese conflicto, esa guerra tan horrible, cuando empiezan los narcos, los narcotraficantes, cómo se mataban, cómo cuando uno se crea en ese mundo de conflicto no hay esperanza, no hay futuro, tiene uno ahí el momento, porque uno nunca sabe a qué hora le toca a uno también. 

Empezamos como desplazarnos de todos los territorios que teníamos, empezamos en ese momento, mi papá nos dejó en un internado y quedamos ahí como sin mamá, sin papá, sin familia, solo las monjas enseñándonos a las cinco de la mañana a rezar y a los dieciséis años conocí al papá de mis hijos, él era narcotraficante, no había otra opción, ahí yo aprendí cómo es que ellos hacían toda la base, bueno  todo el tema.  Ya a los diecisiete años,  ya quedó embarazada de, cuando él empieza a buscar trabajo en las empresas dicen que él tenía que tener seis meses de experiencia, un año de experiencia, mi hijo toma la decisión de regresar otra vez al ejército porque no tenía otro camino. 

(Música incidental) 

Gladys Acevedo: Pero tuvo que pasarme esto como para reaccionar y de ahí creo que ya empiezo como a coger fuerza y decir de verdad tiene razón esto hay que cambiar y habían muchas mamás llorando por sus hijos y lo que más me impactaba era esas mamás que enterraron a sus hijos, sólo un brazo, una pierna o sólo una cabeza, era impresionante cómo los seres humanos nos estamos destruyendo, cómo se estaban muriendo estos muchachos y que esos muchachos tan solo tenían dieciocho años, veinte años, ninguno murió de treinta años ni de veinticinco años, fueron solo jóvenes, niños, empezando a vivir y eran historias ocultas, historias que no se hablan, historias que están allá  para que los generales los altos mandos de la Institución vivan como viven, como vivieron porque ellos fueron los que crearon todo esto, todo este conflicto y que hoy en día no quieren dar la cara a nosotros, nunca se han sentado con nosotros almenos a pedir disculpas, esto es lo que nosotros como madres en ese momento solicitamos, nosotros no le estamos diciendo esto, pero es la única forma para empezar a construir, lo que estamos hablando ahorita sobre la paz porque si ellos no se sientan al menos a hablar con nosotros al menos a pedir disculpas, entonces de que paz estamos hablando.

Carolina Sarmiento: Creo que fue más de que yo había pensado, sí, yo crecí también teniendo ese estigma hacia las FARC porque era lo que nos vendían los medios de comunicación, realmente de pequeña nunca tuve como esa cercanía, no, nada, yo encontré las FARC porque la busqué porque cuando empecé a entender  la historia del país sentí algo de susto, como de, será que sí es lo que yo creo o qué es.

Además yo soy de otro momento, no, soy como de estás nuevas generaciones también dentro de las FARC donde las mujeres tenían mando, donde ya las mujeres eran pues bastante líderes dentro de dentro de FARC, y eso pues imagínate admirable, para mí fue muy admirable, pero además conocer cómo ese discurso, no, porque era como llegar a un lugar dónde a ti te han dicho cómo: son malos, son asesinos, son no sé qué, bueno, un montón de cosas.

Aunque yo ya iba con una, digamos, con una conciencia política de lo que estaba pasando pues también estaba muy joven, estaba conociendo y no, no sabía de fondo que podía ser y no pues, impresionante porque además, es encontrarse con lo que uno piensa, es ver otra opción, sí, de hecho, la misma forma en que se vivía dentro de las FARC era muy en comunidad. Pues habían hombres y mujeres allí, habían unos reglamentos, había todos los días una vida, una vida en familia, que de hecho ahorita nos duele no tenerla porque una cosa es estar en la guerra, tener al ejército al lado todo el día, todo el tiempo pues, estar protegiendo tu vida esperando en qué momento nos bombardeaban, en qué momento nos llegaba al ejército, en qué momento pasaba algo.

Me despojé muchas cosas que tenía acá, me despojé de esa represión que hace a las mujeres, cierto, como ese estarnos todo el tiempo llevando ese rol de usted cocina, usted cuida,sí, todo el tiempo como a ese rol privado, de la casa, de no participas, no, nada sino allá y llegar a otro escenario dónde tienes que hablar ,dónde tienes que estudiar, dónde tienes que hablar de noticias, donde tienes que participar, pero allá nos empezamos a despojar de muchas de esas cosas, sí obviamente habían discusiones, situaciones pero, además, había una forma, que eso también parecía muy interesante, entonces fue una experiencia muy bonita, muy bonita, muy muy fuerte, sí, porque ir a la guerra no es nada fácil, no es nada bonito, no creo que ninguno de nuestros camaradas haya ido a la guerra por gusto pero, bueno pues allá se encuentra uno con otras realidades.

Gladys Acevedo: El tema de de Reconciliación para nosotros no fue fácil porque desde hace cuántos años venimos odiándonos y era transformar eso, sí, era decir no más,  porque nosotros como madres solo aprendimos a ser mamá, dimos una vida y que otras personas vengan y se lo lleven y los pongan allá como máquinas asesinas y los adoctrinen para que sean como animales sin sentimientos y los matan y los que están allá ni siquiera les duele porque no fue familiar de ellos. Es un muchacho se lo llevaron en la calle, así, y qué les importa la vida de ellos porque eso fue lo que yo sentí, que fue lo que nosotros vivimos en carne propia.

Llevamos tantos años de violencia, verdad, cuántos años asesinando pero qué estamos haciendo, realmente nosotros para cambiar nuestro país, seguir odiándonos no era la opción, era transformar como madres y a eso fue que nosotros empezamos, esa la puesta de hoy en día, decirle a mucha gente no podemos seguir odiando o vamos a seguir repitiendo como han venido repitiendo todos los grandes profesionales, los grandes conferencistas, que van y ganan millonadas repitiendo: es que Colombia lleva tanto años, tanto muertos, son estadísticas y estadísticas, pero ¿Qué están aportando ellos a la paz? ¿Qué están aportando para construir?  para que nuestro país realmente cambie esa historia tan sangrienta, tan violenta que hemos vivido, no, y es eso por eso yo decía nosotros el cambio y hay que llamar más mujeres al cambio porque las madres de los territorios, como no tuvieron una educación también ellas están muy sumidas en su dolor, están muy en su odio, hoy en día llegar a los a los ETCR de ellos, sentarnos allá con ellos, hablar, compartir, es otro mundo, es diferente a lo que a lo que a nosotros nos metieron a la cabeza, que eran los secuestradores, los torturadores, los violadores, bueno de todo lo que uno escuchaba en las noticias, mientras la sociedad que no quiere la paz, que siempre han vivido que la gente se mate, están acá odiándose, nosotras allá construyendo paz y llegando allá y las mamitas felices, abrazándonos, es como si se hubieran encontrado  a su hijo en esos lugares. 

Carolina Sarmiento: Traer ese acuerdo de paz y aterrizarlo de esa forma entendible, desmenuzable, empezar a generar esa fuerza porque de hecho el acuerdo de paz es una herramienta, sólo una herramienta, que de hecho nos ha permitido hacer lo que estamos haciendo ahora pero, de estos escenarios que hemos traído nosotras y nosotros que nos   nos acompañan pues van surgiendo veinte mil cosas, que creo es lo que le permite también aportarle al acuerdo de paz y traer esas nuevas herramientas que van a permitir avanzar eso es lo que necesitamos, ir avanzando, claro que avanzamos, pensamos en avanzar, pensamos en un fin, y un fin es tener un sistema diferente en este país, es necesario.

Un país con tanta desigualdad social, con un sistema de tanto tiempo, pues no funcionó, no sirve, necesitamos un nuevo sistema, una nueva estructura en el país, un cambio totalmente, una transformación estructural que permita un país para todas y todos y no como ha pasado que es un país como para cinco familias y el resto pues llevamos, como hemos llevado que ha sido una forma muy terrible y creo que es allí.

Entonces la reconciliación trae muchas cosas, que vuelvo y digo,  la resignificamos somo nosotros y nosotras como Colombianos, le damos el significado que realmente queremos, muy alejados pues, de una reconciliación de esa moralista o doble moralista que no va a llevar a nada, sino al contrario creo que lo que hemos hecho es lo que lo que dice, realmente las acciones son las que demuestran lo que realmente significa esa palabra tan importante en Colombia como la reconciliación.

(Música incidental) 

Equipo TCP: Construir  la reconciliación duele, hay pérdidas, anhelos de justicia y necesidad de verdad y no repetición, avanzar hacia ella es posible en la reconstrucción la voz y la experiencia de la otra. En la humanización de la historia, es posible en la construcción de acciones concretas, en cotidianidades de encuentros y reflexiones, tenemos un pasado que apenas escuchamos con atención, un presente para sanar y un futuro como decisión colectiva.

Gracias a Gladys y Leidy por su compromiso, por crear espacios de esperanza, nos seguimos preguntando sobre la construcción de pedagogías, para la paz la memoria y la reconciliación, gracias por su escucha.

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Historias, calle, creación. Esto es Cultura en Bogotá, un pódcast de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

 

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