Hombre de barba y boina posando
Foto: Cortesía Teatro Libre

Germán Moure, una vida creando sentidos

En el mar de la creación se necesitan faros. Personas capaces de guiar e indicar los caminos que llevarán a nuevos horizontes, que ofrecerán posibilidades de reflexión y crecimiento. En el arte, y en la vida, esas manos que acompañan y forman son esenciales para descubrir el potencial verdadero de una práctica, de una generación, de una ciudad. En Bogotá, Germán Moure pertenece a las luces que han hecho de nuestro teatro lo que es, permitiéndole evolucionar y pensarse a sí mismo, ofreciéndole a generaciones de artistas la posibilidad de aprender, crecer y descubrir la hondura de sus sueños y apuestas.

Como director del Teatro Libre, la imaginación de Moure ha cuidado de montajes claves en la historia de las tablas bogotanas. Su Rey Lear, en codirección con Ricardo Camacho, planteó a los espectadores y actores el reto de hacer sentir y palpar la orfandad del viejo rey destronado con intensidad similar a la que consiguió, en registro distinto pero igualmente universal, con su dirección de A la diestra de Dios Padre. Plural y capaz de encaminar montajes tan diversos, el conocimiento y la experiencia de Moure abrieron caminos por los que muchos colectivos y muchas compañías actuales ahora transitan.

Aprovechando esa experiencia, y confiando en que la formación y la cualificación son fundamentales para conseguir un teatro capaz de conectar con la sociedad para transformarla, la labor pedagógica de Moure reluce como otro reflector en su biografía. Hay cientos de estudiantes, hayan hecho o no después del teatro su vocación fundamental, que pueden recordar la compañía de Moure como una presencia que hizo estallar en sus vidas perspectivas de creación inimaginadas. En montaje teatral, en dirección de actores, en puesta en escena y dirección, las lecciones de Moure han volado a lo largo de años de labor formadora como semillas que encontraron, en cada estudiante, su forma única de germinar.

Vidas como la de Moure, con su apuesta clara por el arte, con su tesón y su capacidad de anudar iniciativas y guiar entusiasmos, con su curiosidad siempre renovada (recordemos que además del Teatro Libre es uno de los creadores del Teatro La Mama, donde la pregunta por la investigación teatral es crucial) son las que hacen de Bogotá un epicentro creador, son las que nos convencen de que el arte y la cultura pueden transformar al mundo.

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