Títeres y marionetas, un universo de formas de vida inagotables

El Día Mundial de la Marioneta y del Títere se celebra el 21 de marzo de cada año gracias a una propuesta de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA), en Atlanta, Estados Unidos.

Esta conmemoración busca reconocer la importancia de estas figuras en parte del desarrollo cultural de los pueblos en todo el mundo, algo que ha sabido hacer y transmitir muy bien el colectivo artístico La Pepa del Mamoncillo, que tiene sede en Bogotá, en la localidad de Barrios Unidos.

Este colectivo, que nació en 1997, tiene desde entonces como eje de su actividad artística a los títeres y marionetas, tiempo durante el cual ha aplicado diferentes técnicas en el manejo de títeres y marionetas, que también involucra el teatro y payasos con un evidente sentido social.

“Nos hemos presentado mucho con títeres y en la calle para que las personas que no tienen acceso al teatro puedan ver una obra como estas. Nuestra intención siempre ha sido el trabajo social y buscamos que las temáticas que se aborden sean de tipo social y familiar, pues, como dice nuestro director, Héctor Loboguerrero, 'el niño y la niña no van solos al teatro'. La idea es que las obras generen un pensamiento crítico tanto en la niñez como en los adultos”, cuenta Myriam Enríquez, licenciada en educación artística y productora de La Pepa del Mamoncillo.

Para esta artista, que se enamoró de los títeres desde antes de estudiar la licenciatura, estos proporcionan un mundo mágico de eternas posibilidades de exploración, por lo que las formas de darles vida son inagotables.

“La exploración de los títeres y las marionetas es un camino muy largo. Entre más investigamos, más técnicas seguimos encontrando y nos enamoramos más de ellos. Es un lenguaje que aborda todas las técnicas artísticas, pues para hacer una obra de títeres se necesita dramaturgia, arte plástico, dirección, música, entre otros”, asegura Enríquez.

A lo largo de su trayectoria, el colectivo ha trabajado con títeres de mesa, títeres bunraku, guiñoles, marote, títeres con presencia compartida (que no tienen articulación en la boca y se valen del cuerpo del actor) y muppets para televisión, participando en múltiples series colombianas, e incluso en famoso programa infantil Plaza Sésamo.   

También se han aproximado al teatro de sombras con la obra Edipo un cómic policiaco, con la que consiguieron el premio Aguinaldo Teatral, en 2011, otorgado por el Ministerio de Cultura, lo cual significó mucho para el teatro de títeres en el país.

“Es muy importante la formación en animación para entender las técnicas que se abordan. Se puede estar dentro de la creatividad absoluta, pero igualmente es importante la técnica y entender los elementos, pues los títeres también tienen sus características”, explica la productora de La Pepa del Mamoncillo.

En ese sentido, el colectivo ha trabajado con títeres y marionetas de diferentes formatos, como las cajas misteriosas (microteatro), o ‘El minotauro de Bogotá’, un personaje de casi cinco metros de altura que crearon para participar en una comparsa.

La Pepa del Mamoncillo también ganó en 2021 la beca Es Cultura Local, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, en la localidad de Barrios Unidos, con la que llevaron a cabo durante dos meses el festival El Árbol del Mamoncillo y una escuela local de títeres de las que se beneficiaron 27 personas.

“Este tipo de festivales, como el que pudimos hacer, son muy importantes porque permiten que el arte llegue a muchas personas que no pueden pagar una boleta. Esa vez nos instalamos en la Plaza de Mercado 12 de octubre y en la del 7 de agosto, hicimos 10 cajitas mágicas de microteatro y también nos presentamos con obras de pequeño formato en varios teatros de la localidad”, cuenta Enríquez.

Sin duda, este colectivo es un ejemplo de trabajo continuo por el arte en Bogotá y en el país. Actualmente, están abriendo una nueva sede en San Antonio del Tequendama, municipio que queda a dos horas de la capital, donde también están llevando alegría y arte a chicos y adultos.