Simón el bobito

Autor: Rafael Pombo - Bogotá.1833 

Simón el bobito llamó  al pastelero:
¡a ver los pasteles, los quiero probar!
-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
ver ese cuartillo con que has de pagar.
Buscó en los bolsillos el buen Simoncito
y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

 A Simón el bobito le gusta el pescado
Y quiere volverse también pescador,
Y pasa las horas sentado, sentado,
pescando en el balde de mamá Leonor.

 
Hizo Simoncito un pastel de nieve
Y a asar en las brasas hambriento lo echó,
pero el pastelito se deshizo en breve y apagó las brasas y nada comió. 


Simón vio unos cardos cargando viruelas
Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.

Pero peor que agujas y puntas de espuelas
Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos
porque su mamita no le dio jabón,
y cuando cazaban ratones los gatos
espantaba al gato gritando: ¡ratón!

Ordeñando un día la vaca pintada
le apretó la cola en vez del pezón;
y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada
que como un trompito bailó  don Simón.

Y cayó montado sobre la ternera
y doña ternera se enojó  también
y ahí va otro brinco y otra pateadera
y dos revolcadas en un santiamén.

Se montó en un burro que halló en el mercado
y a cazar venados alegre partió,
voló por las calles sin ver un venado,
rodó por las piedras y el asno se huyó.

A comprar un lomo lo envió  taita Lucio,
y él lo trajo a casa con gran precaución
colgado del rabo de un caballo rucio
para que llegase limpio y sabrosón.

Empezando apenas a cuajarse el hielo
Simón el bobito se fue a patinar,
cuando de repente se le rompe el suelo
y grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar!

Trepándose a un árbol a robarse un nido,
la pobre casita de un mirlo cantor,
desgájase el árbol, Simón da un chillido,
y cayó en un pozo de pésimo olor

Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco:
y volviendo a casa le dijo a papá:
taita yo no puedo matar pajaruco
porque cuando tiro se espanta y se va.

Viendo una salsera llena de mostaza
se tomó un buen trago creyéndola miel,
y estuvo rabiando y echando babaza
con tamaña lengua y ojos de clavel.

 Vio un montón de tierra que estorbaba el paso
y unos preguntaban ¿qué haremos aquí?
bobos dijo el niño resolviendo el caso;
que abran un grande hoyo y la echen allí

Lo enviaron por agua, y él fue volandito
llevando el cedazo para echarla en él
así que la traiga el buen Simoncito
seguirá su historia pintoresca y fiel.

 
 
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